Esta es la historia de Brandon Cole Margera, ‘Bam’ por el apodo que le puso su abuelo a los 3 años por sus constantes golpes con las paredes (¡bam!).

Durante la adolescencia, Bam y sus amigos crearon una serie de vídeos llamada CKY que a la postre se convertiría en los Jackass de los 2000. 

Sus bromas triunfaban en TV: desde saltar de cabeza a un contenedor a quedar colgado de un árbol por los calzoncillos, pasando por su padre.

Entre fosos llenos de serpientes y fans que se comían su vómito, la carrera skater de Bam progresaba.

Element le convirtió en Pro y llegó a cobrar 40.000 dólares al mes por las ventas de sus tablas (12.000, más que Tony Hawk).

A ello hay que sumarle su sueldo mensual y los pagos puntuales -de hasta 377.000 dólares- por la venta de sus zapatillas Adio.

Así, podía comprarse un Lamborghini Murciélago descapotable o vivir en el Castillo de Bam, una parcela de 57.000m2 con skatepark incluido. 

Por si fuera poco, conoció a Tony Hawk, se fue de gira con él y protagonizó la portada de su videojuego. Más dinero, más caprichos. un Ferrari Modena. 

En MTV le dieron su propio programa, Viva La Bam. Quizás, el inicio de su declive, porque la dedicación que requería le hizo dejar el patín. 

En 2011, su mejor amigo Ryan Dunn (de Jackass) murió al estampar su coche contra un árbol mientras conducía borracho y a gran velocidad.

Cayó en popularidad, se enganchó al alcohol. Intentó desintoxicarse, pero no pudo. Llegó a afirmar que había deseado morir. 

Tras varios intentos lo consiguió. Eligió España para volver a patinar, alejado de las cámaras de los Estados Unidos.

Pero cayó otra vez. Le detuvieron por conducir bebido, le echaron de la película Jackass, entró en una clínica en la que duró 10 días…

En 2021, al fin, entró en un programa en el que lleva un año. Su objetivo, “volver al sur de California, comprar una casa y trabajar con skaters sobrios”. ¡Continuará…!

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