Hombres sin miedo en busca de la gloria. En toda la historia del ciclismo, muchos han desafiado a la lógica en descensos para el recuerdo.

Paolo Savoldelli está considerado por muchos como uno de los mejores 'bajadores' de siempre. Su descenso de Campolongo (Giro 2002), mágico.

Ninguna cámara de televisión pudo captarlo, pero Indurain recortó en la bajada el minuto de renta que tenía Rominger sobre él en el Tourmalet.

Fabian Cancellara, uno de los mejores contrarrelojistas de todos los tiempos, firmó un descenso memorable en el Tour camino de Ordino.

Samuel Sánchez, un auténtico especialista, dio una masterclass en La Vuelta 2013 en el descenso del Cordal mientras se tomaba un gel.

Pese a su infinita maestría, el triple arcoíris Peter Sagan se 'jugó el bigote' en un descenso durante la 16ª etapa del Tour de Francia 2015.

Un año después, también en la Grande Boucle, Chris Froome replicó la técnica del 'bicho bola' para hacerse con la victoria en Bagnères de Luchon.

En 2018 certificó la San Remo en el Poggio, pero la bajada del Civiglio de Vincenzo Nibali en el Lombardía de 2015 fue una obra de arte.

Alaphilippe, gran protagonista del Tour 2019, se marcó un descenso de vértigo, estilo MotoGP, para defender el maillot amarillo en la 18ª etapa.

No era un puerto mítico, pero la bajada sobre tierra que se marcó Tadej Pogacar le dio la victoria en solitario en la Strade Bianche 2022.

Uno de los descensos más memorables de la Milán-San Remo lo firmó Matej Mohoric en 2022 para llevarse la victoria. Su tija telescópica, clave.

Tom Pidcock alcanzó velocidades de 100 km/h en uno de los descensos más increibles del Galibier que se recuerdan. A la postre, ganó la etapa.