Hace unos días, se conoció que la FA había sancionado al Everton con una reducción de 10 puntos por incumplir el fair play financiero de la Premier.

El equipo cayó a la penúltima posición, con cuatro puntos. Se enfrenta también a demandas millonarias de Leicester, Leeds y Burnley.

Su directiva incluso se plantea vender a jugadores como Pickford, Onana y  Calvert-Lewin para sufragar su deuda, que continúa creciendo.

No obstante, Chelsea y Manchester City también han comenzado a ser investigados por problemas con su fair play.

El conjunto londinense invirtió 1.073 millones en fichar 28 jugadores en los últimos 18 meses gracias   la inversión de Boehly, el nuevo dueño.

Dicha inversión llegó a través de pagos ocultos de Todd Boehly a sociedades relacionadas con Abramovich, algo ilegal en Reino Unido.

Mientras, el City se enfrenta a 115 cargos por incumplimiento del fair play entre 2009 y 2018. Al Everton solo se le acusaba de uno.

Durante esos nueve años, el cuadro ‘skyblue’ conquistó 14 títulos que podrían ser retirados si se demuestra su culpabilidad.

Ambos clubes podrían sufrir sanciones ejemplares. Desde la reducción  de 30 puntos hasta el descenso obligado a League One.

Las reacciones no se han hecho esperar. Cientos de aficionados del Everton protestaron al grito de “Premier League corrupta”.

Varios seguidores ‘toffees’ incluso contrataron una avioneta con el mismo mensaje para que sobrevolara el Etihad durante el último encuentro del City.