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Sergio Moraleda
EL MONJE
Kevin Lidin abandonó el fútbol para convertirse en monje budista y encontrar la felicidad
FUTBOLISTA
Recién cumplidos los 18, Kevin Lidin llegó al AC Pisa procedente del Lunds BK sueco. Pronto llegó su oportunidad en forma de cesión en el Bolonia.
Si lo hacía bien, el conjunto ‘rossoblù’ ejercería su compra y el joven podría comenzar su carrera en la Serie A. Las lesiones no se lo permitieron.
En total pasó tres temporadas completas en Italia. Sin embargo, de los casi cien encuentros que pudo haber disputado, solo jugó once.
Aunque ganó la Serie C, la 3º División italiana, quedó libre en 2021 y tras un breve paso por un modesto equipo de Suecia dejó el fútbol a los 22.
Fue entonces cuando se mudó a Ko Pha-ngan, una paradisíaca isla del sureste de Tailandia donde encontró su sitio trabajando de monitor de yoga.
Allí encontró la paz y la tranquilidad que el fútbol no le pudo dar. Entonces, comenzó a preguntarse cuál era la verdadera clave de la felicidad.
Para descubrirlo se convirtió en monje budista. Ingresó en el Monasterio Forestal Chiang Mai y comenzó a llevar una vida mucho más austera.
Dejó el alcohol y los “productos fáciles”, como las redes sociales. Además, confesó que únicamente comía cuando la gente hacía donaciones.
Tras su experiencia concluyó que la clave de la felicidad es sumamente sencilla: “No tomarse la vida demasiado en serio”.
Además, cree que compartirlo todo es vital. Por eso, dice que en Occidente no se es feliz. La gente da importancia a lo material y no lo comparte porque sería “regalar” su felicidad.