Kylian cada vez se parece más  al Mbappé de París. Tras unos meses  de adaptación, el galo ya mete  los goles a pares y se encamina hacia  su mejor versión.

Esta temporada acumula 23 goles.  Eso sí, hay algo que los une a todos  y que se viene repitiendo a lo largo de toda su carrera: ninguno es de cabeza.

Mbappé no remata de cabeza. Ni marca goles, ni pelea en los córneres, ni lucha en las disputas. ¿La razón? Su profundo miedo a golpearse esa zona.

Todo se remonta a 2016. En uno de sus primeros partidos con el Mónaco, sufrió un aparatoso golpe con un jugador  del Guingamp y quedó conmocionado.

Año y medio más tarde, le volvió  a suceder lo mismo. Esta vez, ya estaba en París. Ahí chocó contra el portero  del Lyon, y cayó de cabeza al césped.

Pasar por esas dos conmociones cerebrales llevó al francés a temer esos golpes del que todavía no se  ha recuperado a día de hoy.

Su último percance con la cabeza  lo sufrió en esta pasada Eurocopa. Kylian remató de cabeza y chocó con un defensa austríaco, partiéndose la nariz.

Sus registros anotadores son impactantes: en partido oficial, desde que sucedieron las conmociones,  solo ha marcado cinco goles de cabeza.

Pese a haber tratado de mejorar  esa faceta del juego, el remate  de cabeza siempre le ha obstaculizado su objetivo de ser el futbolista total.

Aun así, Mbappé no necesita de su cabeza para brillar. En su primera temporada en el Madrid, ya aspira a batir todos los récords de goles.