Blas Díaz

EL DORTMUND

A pesar de sus goleadas en Champions, Nuri Sahin no controla a un vestuario que ya le costó el puesto a Terzic

ES UN POLVORIN

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El Borussia Dortmund ha empezado como un tiro la Champions League. El equipo ahora dirigido por Nuri Sahin ha marcado 10 goles en dos jornadas y sólo ha encajado uno.

La imagen mostrada en Europa invita mucho al optimismo, pero no es oro todo lo que reluce. La estabilidad interna pende todo el rato de un hilo.

Los planteamientos de Sahin en Bundesliga no convencen a la afición ni a los jugadores. Varios de ellos están descontentos por no jugar en sus posiciones naturales.

Sabitzer, pese a ganar 0-3 al Brujas en el estreno en Champions, dejó un recado. “Es muy diferente estar en la banda que en el centro, no es el puesto ideal. Juegas donde te ponen”, afirmó.

“Sabi me trajo al vestuario su trofeo del equipo del año de la Champions League. Me recordó que lo ganó jugando en el doble pivote”, declaró Sahin en una rueda de prensa.

El austriaco no ha vuelto a ser titular y se ha perdido un partido "por lesión". Se ha marchado convocado con Austria para este parón de selecciones.

Que al BVB le vaya bien y el vestuario no esté contento es algo que ya se vio la pasada campaña. Llegaron a la final de Champions con una guerra interna.

Un sector de la plantilla, con Mats Hummels como líder, estaba muy en contra del estilo de Edin Terzic y de su continuidad en el banquillo.

De hecho, el veterano planteó un ultimátum a la directiva: o se quedaba él, o se quedaba Terzic. Al final, el técnico dimitió y a Hummels no le renovaron el contrato.

Sahin estaba destinado a traer la paz, aunque sus métodos son inusuales. Durante la pretemporada, según Bild, apenas entraba al vestuario para hablar con los jugadores.

Además, tienen varias multas internas curiosas. Si alguien no firma tarjetas de autógrafos, tiene que pagar 2.000 euros. Si no firma camisetas, 500.