Birdhouse o Tony Hawk’s Pro Skater han llevado al skater más popular de la historia a ser también el más rico. Pero hay mucho más en su cartera…

Junto a Bono o Jared Leto, Hawk era inversor de las cafeterías Blue Bottle Coffe. Las vendieron a Nestlé en 2017 por 500 millones de dólares.

Cafeterías… y cerveceras. Invirtió en una de San Diego llamada Black Plague, con quien lanzaron la Tony Hawk’s Birdhouse IPA.

No salimos de la restauración, aunque para un fracaso, el Chick N’Hawk de pollo frito que montó junto al chef Andrew Bachelier. Duró poco.

Hawk también invierte en tecnológicas como DocuSign o Nest, el sistema de domótica que vendieron a Google por 3.200 millones en 2014.

El estadounidense está asociado con una marca de cosméticos para los efectos del sol, California Naturals. Es su director cultural.

También se ha aventurado en la ropa. En el 98 fundó Hawk Designs. La vendió dos años después a Quiksilver por una cifra que no es pública.

Aunque también ha fracasado en este aspecto. Tony Hawk Signature Line, que se presentó en la Paris Fashion Week, no pasó de allí.

Que no falten los NFT. Vendió el vídeo en el que planchaba su último Ollie 540, planchado por primera vez en 1989, vía Ethernity Chain.

En el skate ha vendido 100 tablas pintadas con su sangre a 500 dólares en colaboración con Liquid Death. Se agotaron al momento.

En 1999 creó una productora de vídeo, 900 Films (por su famoso truco), luego RIDE Channel, con la que grabaría para Sony o Adobe.

Ganó 125.000 dólares en Quién quiere ser millonario. Los usó para crear Tony Hawk Foundation, con la que ha invertido en 600 skateparks en EEUU.

¿Y el tocho? Se compró su primera casa con 17 años y tiene varias propiedades repartidas, por lo menos, por su país.

No le falta de nada. Recientemente ha ayudado a crear una chocolatina vegana con almendras saladas.

Y podríamos seguir, claro. ¿Sabías que es el Brand Steward de los nuevos X Games? Para que la marca se mantenga fiel a su esencia…

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