Radja Nainggolan, tras una carrera llena de escándalos, ha fichado a sus 35 años por el Bhayangkara, colista de la liga de Indonesia.

Llega tras cambiar de equipo por 11º vez, pero su presencia ya se ha hecho notar. Ganó el último partido, algo que su equipo no hacía desde marzo.

El belga se crió en las calle de un problemático barrio de Amberes. Su padre le abandonó a él y sus cuatro hermanos cuando tenía nueve años.

En una entrevista admitió que cuando era niño tuvo incluso que robar para poder comer. Dejó los estudios a un lado y llegó a la élite futbolística.

Empezó en el Beerschot y de ahí saltó a la Serie A. Primero al Piacenza, luego al Cagliari y más tarde a la Roma, donde terminó de explotar.

Su madre, secretamente, padeció cáncer y murió en cuanto él llegó a la capital italiana. El estrés le llevó al alcoholismo y a los malos hábitos.

Por esa razón, Roberto Martínez lo dejó fuera del Mundial de 2018 a pesar de su gran nivel. También fue apartado de la Roma en alguna ocasión.

Después, llegó lesionado y con mal pie al Inter; fue visto de fiesta durante su recuperación. Su esposa, entonces, enfermó también de cáncer.

Nainggolan se marchó al Cagliari, de donde era ella, para acompañarla durante su tratamiento. Se curó y ambos volvieron a Amberes.

Nada más llegar fue detenido por conducir ebrio y el equipo le rescindió el contrato por fumar en el banquillo antes de un partido.

“Me trataron como a un trozo de mierda”, dijo. De ahí fichó por la SPAL y tras quedar libre, ha llegado a Indonesia al final de su carrera.