Mientras el Real Madrid presume  de Bellingham o el Barcelona,  de Lamine Yamal, en Montilivi brilla  una joya sin tanto ruido mediático.

Seis partidos han bastado para  que Sávio Moreira de Oliveira, futbolísticamente conocido como Savinho, deje boquiabierta a LaLiga.

Fabrica casi un gol por partido (dos goles y cinco asistencias) y se ha convertido en un atractivo inesperado ante la fuga de talento reciente. 

Pero su influencia trasciende la estadística. Es puro descaro. Con trece, es el segundo mejor regateador de LaLiga tras Bryan Zaragoza. 

Quique Cárcel, director deportivo del Girona, aprovechó para pactar su cesión la pertenencia al City Group, el único que identificó su desbordante talento.

Su irrupción, como su impacto, han  sido meteóricos. En 2015 estaba ¡ordeñando vacas en la granja de sus padres en São Mateus (Espírito Santo)!

Allí, entre espectáculos de rodeo, fue a ficharlo el Atlético Mineiro con 10 años. Quema etapas en silencio y se corona campeón del sudamericano Sub-15.

Fue Jorge Sampaoli, exentrenador  del Sevilla, quien le hace debutar con los mayores con 16 años. Antonio Mohammed, ex del Celta, le brinda continuidad y confianza.

Al City Group, con Guardiola como gurú,  le bastó su mayor brillo con la selección para pagar 6 M€ y enviarlo al Troyes, uno de sus clubes satélites.

Pero el Troyes desciende a la Ligue 2 y una lesión le fuerza a jugar más partidos con el filial que con el PSV, donde va cedido. Otra giro del destino.

Van Nistelrooy recomendó al PSV su continuidad, pero ficha por el Girona. Sus compatriotas Yan Couto y Reinier bendicen a Míchel, su entrenador.

No solo España era su obsesión.  “Jugar con Rodrygo en el Real Madrid es mi sueño...”, declaró a 'Voetbal Primeur'. El 30 de septiembre cerrará el círculo.