En enero, Andriy Shevchenko, mítico delantero ucraniano, fue elegido nuevo presidente de la Federación Ucraniana de Fútbol por unanimidad.

El que fuera delantero del Chelsea y del AC Milan, ha sucedido a Andriy Pavelko, que ha sido acusado de corrupción durante su mandato.

Incluso, en 2018, el Ministerio del Interior ucraniano destapó una red de amaños que involucró durante varios años a 35 clubes del país.

Es una tónica que se ha repetido durante las últimas tres décadas. Por ello, Shevchenko ha comenzado a usar el polígrafo con sus árbitros.

Desde hace unas semanas, antes de cada encuentro, los colegiados se someten a esta prueba. Si no la superan, no se les permite arbitrar.

“Vemos al polígrafo como una oportunidad de obtener información y saber con qué árbitros podemos o no trabajar”, dijo Shevchenko.

Se trata de una medida con la que se pretende eliminar la parcialidad de las decisiones arbitrales y mejorar los estándares del fútbol ucraniano.

Kateryna Monzul, ex árbitro y responsable de las pruebas, aseguró a The Athletic que, por ahora, todos los colegiados las han pasado bien.

El polígrafo mide la presión arterial, la sudoración, el flujo sanguíneo y la frecuencia respiratoria, pero no es una prueba infalible.

Según un estudio de la National Academy of Sciences de EE. UU., existen detectores de mentiras con un acierto de entre el 85% y el 89%.

Con todo, la medida de Shevchenko, que también asignará aleatoriamente los árbitros de cada partido, ha sido aplaudida por los clubes.