Stefano Turati es, a día de hoy, el meta titular del Frosinone, de la Serie A. Pero no solo eso. Es también un importante miembro de la Curva Nord Milano.

La Curva es una asociación ultra  de seguidores del Inter que recibe  ese nombre por el lugar que ocupa  su hinchada en el Giuseppe Meazza.

Es una de las aficiones más violentas  y temidas de Europa. En el primer encuentro de Champions ante la Real, tomaron San Sebastián al grito  de “Puta España, puta Sociedad”.

Turati siempre se ha dedicado  a lo estrictamente deportivo. Viajó incluso hasta Roma para presenciar la final de Coppa entre Inter y Fiorentina.

En la última jornada, se vio las caras con el equipo de sus amores. Perdió  por 2-0 mientras la Curva le cantaba  “Uno di noi” desde el fondo del Meazza.

Su amor por el conjunto nerazzurro viene de muy lejos. Turati se crió  en las categorías inferiores  del Inter hasta los 14 años.

Decidieron no prorrogar su contrato y tuvo que buscar minutos en el Renato Gio y en las inferiores del Sassuolo. Quiso dejarlo, pero su madre no le dejó.

La lesión de los dos metas titulares  del Sassuolo le hizo debutar en Serie A ante la Juve. Poco después fue cedido al Frosinone por dos temporadas.

Su primer año fue inmejorable. Ganó la Serie B, fue el portero menos goleado de la competición y logró el ascenso. Multiplicó por 5 su valor de mercado.

Actualmente es una de las revelaciones del Frosinone. Pero él lo deja claro:  “Mi sueño es ser capitán del Inter”,  dice en sus entrevistas.